La primera vez en mi vida que preparé mazamorra morada y arroz con leche para un evento estudiantil en el año 2008.
La "mazamorra morada" es uno de los postres de bandera de la gastronomía peruana y desde un punto de vista personal, es uno de los que más se extraña cuando se vive fuera del Perú por dos motivos: i) El sabor del maíz morado es incomparable, no se encuentra sustituto alguno o ii) Encontrarlo procesado en sobre o empacado al frío en su forma natural puede ser demasiado costoso.
"Mazamorra", según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), es una masa muy blanda tirando a líquida hecha a base de maíz y preparada según los estilos provenientes de diversas partes de América Latina. En este sentido,existe una gran variedad de mazamorras; pero en el Perú, sobretodo en Lima, la más conocida y la más consumida es la mazamorra morada.
"Limeño/a mazamorrero/a" es una expresión usada desde el siglo XIX para definir la afición de los limeños por comer cierto postre. Ricardo Palma inmortalizó esta frase, como se puede desprender de El Rey del monte:
Probablemente los limeños del siglo anterior se engolosinarían con la mazamorra, cuando los provincianos les aplicaban a guisa de injuria el epíteto de mazamorreros.¡Ahí nos las den todas! Tanta deshonra hay en ello como en mascar pan o chacchar coca.
Manuel Atanasio Fuentes, también revela la popularidad de la mazamorra, aludiendo a un personaje muy particular: Ña Aguedita, que tenía muchos comensales entre la clase alta de Lima porque exhibía sus refrescos y mazamorras en unos envases de cristal exquisitos que acaparaban la atención de los transeúntes. Se dice que a la muerte de aquella, el negocio nunca volvió a ser como antes.
Personalmente, considero que la mazamorra tiene algo que encanta. Por ello, Palma nos narra un caso en los tiempos de la Inquisición:
Inés de la Penalillo, limeña, de 40 años y dueña de una mazamorrería. Era una mujer blanca y que poseía una decente fortuna. Sus criadas la acusaron de hechicera y que meneaba la mazamorra con una canilla de muerto, lo que haciéndola más agradable al paladar obligaba al pueblo a acudir a comprarla.
Como buena "limeña mazamorrera", me voy a comer mi mazamorra.
Servido (pero no convido)
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