A la Inca Kola, se la ama o se la odia. Se ha escrito y se sabe tanto o poco sobre ella. Por sí misma se ha forjado un lugar en la historia y en la cultura del Perú. Por qué no decir también, que junto con la Irn Bru de Escocia han sido capaces de destronar a la misma Coca Cola en sus propias tierras. Pero lo que escribiré a continuación, es posible que muchos desconozcan esta anécdota de "la bebida de sabor nacional" durante la Segunda Guerra Mundial y el contexto de la expulsion de los japoneses y sus descendientes de territorio peruano, aprovechando el 110° aniversario de la inmigración japonesa al Perú.
Volviendo al tema del post, una vez le pregunté a mi padre por qué solamente podíamos consumir Inca Kola y él categóricamente me respondió: "el señor Lindley fue uno de los pocos que ayudó a la colonia durante la guerra y ésta en agradecimiento se comprometió a vender y comprar sus productos de manera exclusiva en sus instalaciones".
Haciendo memoria, luego del ataque de Pearl Harbor y el ingreso de Japón a la Segunda Guerra Mundial, el presidente Franklin Delano Roosevelt ordenó mediante el famoso Decreto 9066 la expulsión de los "extranjeros" de ancestros enemigos (alemanes, italianos y japoneses) para ser llevados a campos de concentración. El Perú con el presidente Manuel Prado Ugarteche a la cabeza no fue la excepción y se alineó con dicha medida. Como señala Stephanie Moore de las 2,264 personas - entre nikkeis latinoamericanos, japoneses residentes y sus descendientes - Perú fue el país con mayor envío de personas a los campos de concentracion con 1,800. En este contexto, los que se quedaron, aparte de sufrir las consecuencias de la guerra, sufrieron de xenofobia; los que tenían comercios sufrieron del saqueo de los mismos o éstos simplemente no tenían ventas por el temor de los mismos clientes de ser acusados de cómplices de espionaje. En los últimos meses me he interesado por investigar más sobre el tema y déjenme decirles que las historias son demasiado tristes (e injustas) por lo que pido disculpas por no ahondar más en detalles.
A ésto ustedes dirán ¿qué pinta aquí la Inca Kola con la guerra?. Pues, según los testimonios de familiares y amigos de mis padres (lamentablemente no hay nada escrito) apuntaban a que los "japoneses" que tenían negocios acudieron a la Coca Cola para abastecerse, pero como ustedes deducirán dicha compañía es americana y les cerró las puertas. En esa época el negocio de la familia Lindley estaba comenzando y por ello creo que no dudó en ofrecer sus bebidas a los "japoneses" con facilidades inimaginables: mi padre decía que consignaba, escuché de otros que hasta donaba las gaseosas. En un mundo en donde a los "japoneses" se les daba la espalda, el señor Lindley los apoyaba.
Independientemente de los intereses económicos o de otra índole que puedan haber existido, valoro mucho esta historia de una empresa que fue creada por un inmigrante, que ayudó a otros inmigrantes y que ha forjado una bebida de sabor nacional que con todo combina. Por ello radica el éxito mundial de esta empresa.
Haciendo memoria, luego del ataque de Pearl Harbor y el ingreso de Japón a la Segunda Guerra Mundial, el presidente Franklin Delano Roosevelt ordenó mediante el famoso Decreto 9066 la expulsión de los "extranjeros" de ancestros enemigos (alemanes, italianos y japoneses) para ser llevados a campos de concentración. El Perú con el presidente Manuel Prado Ugarteche a la cabeza no fue la excepción y se alineó con dicha medida. Como señala Stephanie Moore de las 2,264 personas - entre nikkeis latinoamericanos, japoneses residentes y sus descendientes - Perú fue el país con mayor envío de personas a los campos de concentracion con 1,800. En este contexto, los que se quedaron, aparte de sufrir las consecuencias de la guerra, sufrieron de xenofobia; los que tenían comercios sufrieron del saqueo de los mismos o éstos simplemente no tenían ventas por el temor de los mismos clientes de ser acusados de cómplices de espionaje. En los últimos meses me he interesado por investigar más sobre el tema y déjenme decirles que las historias son demasiado tristes (e injustas) por lo que pido disculpas por no ahondar más en detalles.
A ésto ustedes dirán ¿qué pinta aquí la Inca Kola con la guerra?. Pues, según los testimonios de familiares y amigos de mis padres (lamentablemente no hay nada escrito) apuntaban a que los "japoneses" que tenían negocios acudieron a la Coca Cola para abastecerse, pero como ustedes deducirán dicha compañía es americana y les cerró las puertas. En esa época el negocio de la familia Lindley estaba comenzando y por ello creo que no dudó en ofrecer sus bebidas a los "japoneses" con facilidades inimaginables: mi padre decía que consignaba, escuché de otros que hasta donaba las gaseosas. En un mundo en donde a los "japoneses" se les daba la espalda, el señor Lindley los apoyaba.
Independientemente de los intereses económicos o de otra índole que puedan haber existido, valoro mucho esta historia de una empresa que fue creada por un inmigrante, que ayudó a otros inmigrantes y que ha forjado una bebida de sabor nacional que con todo combina. Por ello radica el éxito mundial de esta empresa.
0 limeñ@s suspiraron por aquí:
Publicar un comentario